Si quieres ver el desenlace de esto, empieza a leer, si quieres leer los dos capítulos anteriores, no te vas a enterar de mucho pero pincha aquí para el capítulo uno, o aquí para el dos
Frené mi recorrido justo al enfrentarme al niño de ojos perdidos, que a juzgar por su falta de expresión, no parecía que fuese a mostrar inconveniente en que yo accediera al habitáculo.
Así que entré con decisión y aunque vi nada, algo se coló en mí llenando el vacío con pétrea ingravidez, cubriendo los huecos, dando un sentido a este sinsentido. Algo me atrapó sin avisar, sin piedad, algo que no vi llegar y que me cambió para siempre. El pánico empezó a entrar en mí intentando expulsar el vacío invasor, mi cuerpo reaccionó moviendo las piernas, corriendo hacia la puerta por la que entré pero no se abrió, y por el hueco de cristal de una puerta que nunca debió estar allí, ví la sonrisa de un niño que, sin dejar de mirarme, parpadeó hacia el techo como esperando algo, como dando una orden a la siguiente, fase.
Parecía que lo tenía todo bajo control, tenía dinero, tenía status, tenía chicas, tenía un trabajo de mierda que me hacía ser respetado, y todo aquello cambió con una sonrisa, alguién había hecho Ping, había actualizado la página, la maldita tecla de actualización me había expulsado de allí hasta otro lugar muy distante del que venía.
Esta es mi historia Yayo, y dime amigo, ¿cual es la tuya?
Sabes Arth? tu historia me importa tres cojones, y aunque tampoco me importa que me prestes atención, te voy a contar la mía:
La pócima no funcionó como había pensado, en lugar de ser yo el que debería encojerse, lo hizo la habitación. ¿cómo era posible que el brebaje hubiera podido influir en la estancia en lugar de en mí? . Esa noche morí, las cuatro paredes me donaron su abrazo mortal, el cual yo no tuve oportunidad de rechazar…..
08 marzo, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Querido Yayo. Sabes que te aprecio un montón, pero esta vez he de ser crítico contigo :D
El final de la segunda parte fue excelentemente rematado con una situación de intriga que no se corresponde para nada con el comienzo de la tercera parte: te desembarazas del niño de la silla de junco y de la puerta bloqueada digitalmente en un plis plas sin una transición adecuada hacia el final, lo que hace que este pierda emotividad y transmita menos.
No obstante, te felicito por esta alegoría de las páginas web que pueden ser las vidas de cada uno.
Un abrazo
Gracias por tu crítica, viniendo de tí se recibe con agrado. La verdad es que estoy deacuerdo contigo, es lo tiene hacer una relato de tres partes en un año y que entre la segunda y la tercera hayan pasado 6 meses, que al final sabes que tiene que acabarlo como sea y no sabes cómo. Espero ser más constante la próxima vez.
Publicar un comentario